miércoles, 6 de abril de 2011

Mi primer dia GAY - #NotaMental

Un día amanecí con la sensación de que todo hay que probarlo en la vida.
Con esa confirmación, decidí hacerme PUTO.
Y arranqué ese día como mi primer día de GAY.

Salí de mi departamento en Villa Crespo y me pregunté por donde arrancar. Caminé con rumbo a la Avenida Santa Fe, ícono de la comunidad homosexual. La remera de la selección argentina que tenía puesta no me ayudaba. Volví a casa. Revisé el placard, del cual intentaba salir, pero solo encontré remeras de fútbol y rockeras. Ni una de Air Supply.

Primera #NotaMental Comprarme ropa acorde a mi nueva condición.

Ya en Santa Fe me puse a buscar ropa y calzado, mis botines de F5 no daban. Caminando, encontré un negocio que daba bien gay. Entré y, obviamente, me recibió un empleado gay. Pensé que era lo ideal. Pero, ¿cómo arrancar con mi pedido?
Recuerdo que la charla fue algo así:

- Hola, ¿En qué lo puedo ayudar?
- Si, me acabo de hacer gay y no tengo ropa que me identifique.
- ¿Cómo que te acabas de "hacer" gay?
- Eso, simple, a partir de hoy soy gay.
- Pero eso no es una determinación tan simple. ¿Qué edad tenés?
- 32, pero no entiendo porque me lo preguntas.
- ¿Y alguna vez tuviste inclinaciones homosexuales?¿Dudas?¿Estuviste con un hombre?¿Besaste un hombre?¿Te garchaste un hombre o te garcharon?
- La verdad que a todo lo que me preguntas te tengo que decir que no. Nunca me pasó nada de lo que me preguntas. Y en realidad me hice puto solo porque pienso que en la vida hay que probar todo.

La charla siguió por rumbos desconocidos. Me ayudó con la elección de la ropa. Mucho rosa, todo muy ajustadito, la verdad es que no estaba cómodo. Encima mientras me probaba pantalones, el vendedor se me metió en el cambiador, quiso que iniciarme, me quiso besar, me toqueteó un poco, pero no consiguió hacerme probar un hombre.

Segunda #NotaMental Si sentís rechazo por los hombres nunca vas a poder ser puto.

Mi día siguió caminando por la avenida, cruzándome con minas espectaculares, a las que no podía evitar mirarles las tetas y los culos. Evidentemente iba mal. Encima ellas no me miraban porque ya estaba lookeado gay. Me tomé el trabajo de buscar un hombre que me guste. Un hombre al que no me dé asco besar. A las dos horas, y después de haber caminado desde Pueyrredón hasta 9 de Julio, me dije que no iba a ser fácil ser homosexual si me gustaban tanto las mujeres.

¿Cómo arrancar? ¿Será esto para mí? A esta altura sentía que iba a fracasar nuevamente en uno de mis tantos intentos por probar cosas nuevas. Pero no quería bajar los brazos tan rápido. Así que me decidí a lograrlo. Me dije que al primer hombre con pinta de homo que me cruzaba me lo encaraba. Y a los dos minutos encontré mi candidato. Lo miré fijo a los ojos. Me devolvió la mirada. Le sonreí. Me sonrió. Lo saludé. Me saludó. Lo invité a tomar un café en ese momento y aceptó. Bien, estaba dado el primer paso. Ya estábamos sentados en un bar de Plaza San Martín. La charla era rutinaria, se llamaba Gonzalo (guiño), tenía 29 años y no estaba en pareja. Pero obviamente la tuve que arruinar.

- ¿De que cuadro sos?
- No, no me gusta el fútbol. Me parece un deporte muy violento. Además son veintidos animales corriendo atrás de una pelota... Que asco...
- ¿Como que no te gusta el fútbol? No entendés nada. El fútbol es pasión.
- No, no me gusta ni un poquito. Todos transpirados, cuanto olor, me dan nauseas de solo pensarlo.
- ¿Pero que sos trolo que no te gusta el fútbol?
- Si, soy trolo. Y pensé que vos también lo eras. Andá a cagar hijo de puta.

Se paró y se fué. Quedé solo en el bar, pagando la cuenta y sin haber podido avanzar. Además debo confesar que en ningún momento tuve la sensación de poder besarlo. Definitivamente me estaba dando cuenta de que la homosexualidad no era para mi. Por lo menos en ese momento.

Caminé con rumbo a Corrientes para tomar el subte de regreso a mi hogar. En el medio me dieron una tarjeta de un cabaret barato y acepté entrar. A los diez minutos ya estaba en los reservados, pagandole la copa a la primera que se me acercó. Ese olor a puta barata me puede. Ese perfume berreta que llevan es mi perdición. Mi día, que había arrancado con la homosexualidad golpeando a mi puerta, estaba, a esa altura, regalandome un pete brutal, de esos que dan las veteranas del centro.

Una vez concluido el asunto, pasé por el baño a higienizarme (si, en esos baños lo único q no hay es higiene) y emprender el regreso frustrado a mi morada.

Tercera #NotaMental El día que decidas hacerte PUTO tenés que estar bien definido.

FIN

Los saluda su amigo hetero @augustogloop